viernes, 7 de octubre de 2011

El buzón no es un basurero

Hay muchas personas que en los últimos años parecen haber declarado una guerra abierta y sin tregua hacia una actividad publicitaria con larga tradición, honesta, eficaz y tan válida como cualquier otra actividad profesional, como es el buzoneo.

Desde hace ya muchos años, el buzoneo se ha ido desarrollando como actividad de comunicación y promocional que produce efectos beneficiosos, tanto para las empresas como para los destinatarios del mismo, ya sean personas particulares en sus domicilios o personas jurídicas en oficinas y empresas. Son muchas las empresas, grandes y pequeñas que se dedican a ésta actividad, y aunque como en casi todos los aspectos y actividades de la vida pueden existir gentes y empresas que no realizan bien su trabajo y no son todo lo profesionales que deberían, en general es una actividad que se realiza bien y con garantías.

Sin embargo, desde hace ya algunos años, se comenzaron a poner trabas a nuestra actividad, con continuas quejas y reclamaciones de particulares, comunidades de vecinos, porteros de fincas urbanas y diversas asociaciones, en el sentido de manifestar que sus buzones de correo se estaban convirtiendo en basureros.

Nada más lejos de la realidad, tanto las empresas que nos dedicamos a esta actividad profesional, como las empresas anunciantes que utilizan este medio para llegar a sus clientes y potenciales, no tenemos otro objetivo que comunicar y hacerlo con sentido común, con profesionalidad, con eficacia y en el convencimiento de que el receptor de la publicidad está en su perfecto derecho de elegir entre leer e informarse de lo que se le envía, o desecharlo directamente sin verlo. Es su libre elección y como tal todos la respetamos.

Ninguno de los que realizamos esta forma de comunicación pensamos ni por un instante que, el planificar y decidir los contenidos que tendrá un folleto publicitario para los buzones, el trabajo que realizan unos creativos publicitarios y maquetadores para darle las formas y maneras más atractivas e impactantes posible, el trabajo que se realiza posteriormente en las imprentas para darle su forma tangible y entendible, el trabajo de planificación de zonas y días de distribución, y lo que los anunciantes ofrecen a los destinatarios de la comunicación, tengan como punto final la idea de que todo ello servirá para introducirlo en un “buzón de basura”.

En absoluto, el esfuerzo, la planificación y la inversión que se realiza en todos estos trabajos es mucha, y simplemente basta con dejarse impactar por ello o no, pero nunca considerándolo como una agresión a la intimidad de nadie ni como un depósito de papel masivo y sin sentido en los buzones.

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